Los jugadores noveles siempre tienen la duda de cuál de estas dos formas de jugar a las cartas será mejor para empezar. Lo cierto es que son dos juegos muy distintos, aunque muchos puedan pensar lo contrario. Las pautas difieren unas de otras, aunque, por norma general, en ambos juegos se deben aprender técnicas y tipos de jugadas para perseguir siempre tener una mano superior al crupier (en el caso del blackjack) o a los demás jugadores (en el caso del póker).
Para comenzar, lo ideal es aprender jugadas sencillas y manos clásicas que sean fáciles de aplicar, aunque, poco a poco, lo recomendable es ir ampliando horizontes y descubrir jugadas menos comunes como la de la apuesta 21+3 blackjack.
El experto en blackjack puede que no vea esta jugada como algo poco común, sobre todo si está acostumbrado a partidas estándar con entre 6 y 8 barajas. Pero, en terreno online, el 21+3 blackjack se ve en menos partidas y el que esté comenzando en la disciplina desde cero le vendrá bien aprender este tipo de situaciones no tan cotidianas.
En estos tiempos, hay mucha información digitalizada en Internet, incluyendo sobre los aspectos más específicos de estos juegos tradicionales. En este sentido, también es posible encontrar una guía sobre este tipo de jugadas, permitiendo aprender, por ejemplo, cuáles son las mejores y peores manos en el 21+3 blackjack, desde el palabra del mismo palo hasta el trío o cómo proceder a realizar este tipo de apuestas en las partidas.
Lo mismo sucede con los principiantes que empiezan su trayectoria con el póker. Hay lugares en línea en los que pueden comenzar por aprender desde las reglas del póker hasta conceptos más complejos como las posibles combinaciones de jugadas o las reglas del Omaha Hi/Lo. El Omaha Hi/Lo es una variante muy similar al Texas Hold’em que, en el pasado, se jugaba principalmente en Europa, pero que con el tiempo se ha ido extendiendo por gran parte de los Estados Unidos.
Ahora bien, sabido que tanto el póker como el blackjack se pueden aprender de manera autodidacta en Internet, pasemos a las verdaderas diferencias entre un juegoy otro.
Diferencias entre Póker y Blackjack
Ambas formas tienen cabida en el mundo online. Esto hoy en día es muy importante, ya que las tecnologías han hecho que el mundo del ocio vire hacia lo digital, trasladando los clásicos juegos de tablero a la pantalla con las ventajas que esto supone. Hablamos de ventajas como participar en los torneos más importantes de todo el mundo o encontrar en la misma mesa contrincantes que estén a miles de kilómetros entre sí.
Y ahora que hablamos de rivales o contrincantes, mencionemos la primera diferencia. Mientras que en el blackjack todos los jugadores van de forma individual contra el crupier, en el póker la rivalidad está entre los distintos jugadores de una misma mesa.
El objetivo en el blackjack es sumar 21 puntos, sin pasarse, superando la mano del crupier. En el póker, sin embargo, basta con tener la mejor mano de la mesa para ganar.
Y aquí nos planteamos otra diferencia clave, ya que en el póker se obtiene victoria dependiendo del tipo de mano (parejas, tríos, escaleras, póker…). Hay una jerarquía en estas manos, por lo que habrá que ver cuál de las jugadas es la más alta. En el blackjack simplemente gana el que se acerque a 21 sin pasarse.
La principal limitación de quien se plantea aprender a jugar al blackjack son las tablas. Se piensa que existen tablas muy complejas, pero, en realidad, cuando las entendemos, son bastante sencillas de aplicar.
Además, también hay estrategias básicas que se pueden memorizar basadas en probabilidades matemáticas. Con aprenderlas y tenerlas presente en cada partida ya se podría comenzar a jugar de forma correcta.
En el póker se hace más complejo, ya que tanto la escala de victoria como la toma de decisiones es distinta. También hay más variantes, más manos y cada mano tiene su propia escala. Se podría decir que el papel de la habilidad es crucial para obtener buenos resultados en cada partida.
No obstante, el que quiera aprender ambas disciplinas hace bien, puesto que hace falta probar algo para darse cuenta realmente de si un juego es o no mejor que otro para uno mismo.